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Más allá del traductor

Lleva tus capacidades lingüísticas al próximo nivel pasando tiempo en el extranjero.

Si alguna vez se te han dado deberes de escritura para completar en otro idioma, o has tenido que hacer una traducción, seguramente habrás recibido la usual advertencia sobre el uso del Traductor de Google, más bien, la instrucción de evitar usarlo completamente. Es fácil entender por qué, basta con que tomes un texto en otro idioma, lo pongas en el Traductor de Google y veas los resultados frecuentemente graciosos que aparecen en la versión traducida – ciertamente no será algo que se puede leer con mucha fluidez.

El error que solemos cometer cuando traducimos es pensar que existe un sistema y una estructura común sobre el cual todos los idiomas del mundo se basan, y que es simplemente una cuestión de encontrar un equivalente exacto por cada palabra. La verdad es que los idiomas en la actualidad no tienen ningún punto común de referencia. Por supuesto que hay grupos de idiomas que tienen orígenes comunes, por ejemplo los que derivan del latino, pero todos han evolucionado cada vez más lejos de esos orígenes, desarrollándose dentro del contexto específico del lugar en que se usan. Tratar de explicar un idioma sin hablar de la geografía, la cultura, la sociedad y la política que lo rodea es como tratar de explicar la lluvia sin hablar de las nubes. Entonces, si realmente queremos aprender un idioma a un nivel casi nativo, podremos hacerlo viviendo en el ambiente del idioma en cuestión. Aprender un idioma totalmente aislado de todo lo que lo ha plasmado a lo largo de los años no te dará jamás un entendimiento ni completo ni práctico, ya que un idioma esencialmente es una herramienta que utilizamos para relacionarnos con la gente con quien compartimos nuestro entorno. Es por eso que el idioma español refleja el modo de vida español, y el idioma inglés refleja el modo de vida inglés, etc… Lo que significa esto es que para adquirir un nivel lingüístico superior, de vez en cuando tendrás que detener la parte de tu cerebro que quiere encontrar el equivalente exacto de una frase, y en su lugar sumergirte en la cultura hasta el punto de poder entender el uso de una frase sin saber bien como la expresarías en tu propio idioma, y sin la necesidad de hacerlo. Por ejemplo, la frase española “pues nada” no tiene ninguna traducción obvia en inglés, seguro que no se diría “well nothing”, que es una traducción literal. Pero si pasaras suficiente tiempo en España, hablando con gente española, empezarías a apreciar su significado independientemente de cualquier traducción en tu lengua materna. Claro que esto no es verdad en todos los casos. A menudo una frase tendrá un equivalente muy fácil (por ejemplo “la guinda del pastel” – “the icing on the cake”), pero saber sólo esto no te revela en cuales situaciones sería apropiado usarla, si en realidad todavía se usa, con que tono de voz se usa, que tipo de persona la usa, etcétera. Estas son cosas que sólo te puede enseñar la experiencia de hablar con gente nativa. No puedo contar la cantidad de ocasiones en las que he encontrado traducciones supuestamente perfectas para frases británicas, frases que después usaba conversando con hispanohablantes, solo para que me dieran miradas de confusión y me dijeran “ah no, no usamos esa frase…”

Así que, aprendiendo un idioma, debes asegurarte de que estés aprendiendo lo que realmente usa la gente de ese país, y no simplemente una versión traducida del lenguaje que tú usas. Así, encontrarás que tus capacidades de comunicar en un idioma extranjero progresarán mucho más allá de la transferencia de información, y podrás relacionarte de manera mucho más profunda con cualquier país que sea y el pueblo que lo forma.

Tom Gidman, practicante de Proyecto Idiomas

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Beyond Babelfish

Take your language to the next level by spending time abroad.

If you’ve ever been given a writing assignment in a foreign language, or had to do a translation, you will have been given the same warning about using Google translate, often less of a warning and more of an instruction not to use it at all. It’s easy to see why, just take a portion of text from a foreign language, put it into Google translate and see the often amusing results that come up in your native tongue. It certainly doesn’t make for fluent reading.

The mistake we often make is to act as if all languages use one common system and structure, but with different words, such that we merely need to find an exact equivalent. The truth is that the world’s languages don’t have one common reference point. Certainly there are groups of languages that have common origins such as those deriving from Latin, but they all have moved forward from those origins, developing within the specific context of the places in which they are used. Trying to explain a language as separate from the geography, culture, society and politics of its specific place of use is like trying to explain rain without talking about clouds. And so if we really want to learn languages to a native level, the only way to do that is to spend time living in that environment. Learning a language in complete isolation from everything that has actually shaped it will never give you a full or practical understanding, because language is at its heart, a tool that we use to interact with the people that share our surroundings. As such, the Spanish language develops in a way that reflects the Spanish way of life, the English language develops in a way that reflects the English way of life and so on. What that means is that trying to gain fluency occasionally involves stopping the part of your brain that wants to locate the exact equivalent to a phrase and just immersing yourself in the foreign culture to the point where you can understand the use of a phrase without really knowing how you would express it in your own language, and without needing to. For example the Spanish filler phrase “pues nada” has no obvious translation in English, you certainly wouldn’t say “well nothing”. But spend enough time in Spain talking to Spanish people and you start to appreciate the meaning independent of any translation to your native tongue. This is not true across the board of course. It is often the case that an idiom does have an easy equivalent (e.g. the “the icing on the cake” – “la guinda del pastel”), but simply knowing that won’t tell you in which situations it is appropriate to use it, whether it is still used at all, what tone of voice it is used with, what kind of person uses it, whether it causes people to laugh and so on. These are all things that only experience talking with natives can teach you. I can’t tell you the number of times I have found apparently great translations for common English expressions on the internet, used them in a Spanish speaking country, only to be met with quizzical stares and the inevitable “oh, no we don´t really say that…”.

So, when learning a language, make sure you are learning what the people of that country actually use, and not just a translated version of the language you use. If you do, you will find that your ability to communicate in a foreign tongue will move far beyond the transfer of information, and you will be able to interact on a much deeper level with the country and the people that shape it.

Tom Gidman

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